Esta historia nos resulta familiar...
María es veterana haciendo dietas, ha probado muchas, tantas como se le han puesto por delante.
Lo curioso es que a pesar de ello, Maria tiene un porcentaje de grasa elevado, más que incluso antes de iniciar estas dietas.
¿Qué le pasa a María?
Cada vez que se ha puesto a dieta, se restringía muchos alimentos y cantidades. Al reducir la cantidad de comida, también reducía la cantidad de calorías, y por ello conseguía bajar de peso rápidamente.
Pero lo que Maria no sabía, es que estaba perdiendo gran parte de su masa muscular.
Maria no sabe que cuanto menos músculo tiene, su cuerpo va quemando menos calorías…
A su vez, se solía sentir cansada, débil e irritable.
En consecuencia, al cabo de unas semanas, cuando ya le era difícil aguantar la dieta, volvía a sus hábitos alimentarios habituales. También, desconocía que la ansiedad que había generado por la enorme restricción le iba a pasar más factura…
Le apetecía comer esas cosas “prohibidas” que no pudo comer, y esta vez, en grandes cantidades.
Tiempo después… Maria había ganado todo el peso perdido (e incluso más), y lo peor de todo, la masa muscular perdida no se volvió a recuperar, por lo que aumentó más masa grasa.
¿Te sientes identificada con María?
No cometas los mismos errores…